jueves, 19 de marzo de 2009

El Cementerio Central: Koimetérion de la Historia Colombiana

“La palabra cementerio viene del término griego koimetérion, que significa dormitorio porque, según la creencias cristianas, en el cementerio, los cuerpos dormían hasta el Día de la resurrección”1. En Bogotá, como en buena parte de América Latina y España en época de la colonia, los rituales fúnebres y enterramientos se realizaban en los campos aledaños a los templos católicos-cristianos o campos santos debido a la creencia en que así, las almas de los difuntos descansarían más cerca de Dios. No obstante, durante los siglos XVIII y XIX se hace evidente la necesidad de trasladar los cementerios a zonas alejadas de las urbes por motivos de sanidad e higiene que ocasionaba la descomposición de los cadáveres dentro de las mismas. Así, después de varios intentos de abolición del enterramiento en las periferias de los templos religiosos durante el gobierno de la corona española, Simón Bolívar firma un decreto que hace obligatoria la exhumación de los cuerpos fuera de estos en 1827 para que, diez años después, el óvalo del Cementerio Central, cuyo diseño parte del trazado del cementerio popular La Pepita de Domingo Esquiaqui, diera inicio a su funcionamiento bajo el nombre de Cementerio Universal, que cambiaría al actual debido a la expansión de la ciudad alrededor suyo.


Esta necrópolis, o ciudad de los muertos, está actualmente ubicada en la localidad de Los Mártires, sobre la calle 26 con carrera 16 y corresponde al lugar de descanso de los restos de una gran cantidad de personajes reconocidos en la historia del país. Entre ellos se encuentran los expresidentes Gustavo Rojas Pinilla, Rafael Reyes, Eduardo Santos, Alfonso López Michelsen, Miguel Antonio Caro, Laureano Gómez, Virgilio Barco y Enrique Olaya Herrera; el poeta Rafael Pombo, el astrónomo Julio Garavito, el prócer Francisco de Paula Santander, el candidato a la presidencia asesinado Luis Carlos Galán, el monumento a Guillermo Jiménez de Quesada y el comandante del M-19 Carlos Pizarro. De igual manera, el actual Parque del Renacimiento, antigua periferia del Cementerio alberga en su suelo los restos de varios colombianos que perdieron su vida durante el Bogotazo el 9 de Abril del 48.


El cementerio en sí, como polis, ha evidenciado un proceso de urbanización similar al de la misma ciudad donde se encuentra; su crecimiento se dio en dirección al occidente y de manera estratificada, conformando lo que se conoce hoy como Globos A, B y C. El globo A corresponde a la sección visitada el lunes 16, conocido como cementerio de los ricos, y es la sección inicial, original del Cementerio Central, donde no sólo descansan los personajes históricos mencionados anteriormente, sino también miembros de las familias más adineradas del país que, en su deseo de estar cerca de los grandes de la patria, han erigido enormes mausoleos y criptas de diversos estilos arquitectónicos y artísticos donde descansan sus restos. El globo B corresponde a la sección aledaña al globo A, ubicado entre las carreras 20 y 22, conocido como el cementerio de los pobres, donde cuatro largos muros albergan cerca de 18 mil bóvedas que actualmente están vacías casi en su totalidad y cuyo terreno está en proceso de convertirse en parque desde la administración de Peñaloza. Finalmente, el globo C corresponde al actual Parque del Renacimiento, terreno donde solían enterrarse en fosas comunes a los desconocidos y a los menos favorecidos, así como a los más de 3000 muertos de los sucesos del 9 de Abril.

Durante la visita al globo A del cementerio, se observaron varios aspectos interesantes en cuanto a las tumbas en sí y a su disposición dentro del espacio. Cabría comenzar con uno de los más claros, y es la disposición de las tumbas de los expresidentes, enfiladas desde detrás del monumento de María recibiendo a Jesús, cercano a la entrada, según el partido político al que habían pertenecido; por una parte, los liberales se encontraban más cercanos a la entrada, a la calle, que al hacer la analogía con la ideología misma del partido, se dice que se debe a su cercanía “al pueblo”, mientras que, por la otra, los conservadores estaban ubicados cerca de la capilla, cerca del tradicionalismo, cerca de Dios.



Alrededor de las tumbas de los expresidentes, se encontraban grandes mausoleos pertenecientes a varias familias de alto poder económico del país y personajes de importancia histórica en Colombia – anteriormente mencionados –, ocupando gran parte del óvalo, hasta llegar a los muros, donde se amontonan cientos de bóvedas privadas que son alquiladas por periodos de cuatro años sin posibilidad de renovación a todo aquel que las pueda costear. Detrás del enorme muro ovalado aparecen las tumbas más recientes de la polis, cuya construcción evidencia nuevos fenómenos como migraciones de extranjeros al país (visible en los nombres de los difuntos), cambios de estilos arquitectónicos (se ve el paso a la modernidad en algunos), cambios de patrones en cuanto a la pertenencia de las bóvedas (se pasa de bóvedas familiares a bóvedas por oficios o por lugar de trabajo), cambios a nivel de paisaje (dentro del óvalo, los grandes mausoleos y árboles roban toda la atención hasta el cielo, mientras fuera de este, los bajos muros que separan el cementerio de la ciudad y la modernidad y contemporaneidad de varios mausoleos confluyen con el skyline capitalino en una sinergia única y armónica), entre otros.


Otro aspecto interesante es aquel relacionado con los imaginarios atribuidos a ciertos personajes dentro del óvalo; debido a su obrar en vida, se les atribuye la capacidad de cumplir cierto tipo de deseos, peticiones o favores. Así, se acude a personajes como las chicas Bodmer y Carlos Pizarro para pedir favores, a Leo Kopp, fundador de la cervecería Bavaria, para pedir trabajo, y a Julio Garavito, astrónomo cuyo rostro es famoso por estar impreso en los billetes de COP$20.000, para pedir dinero. Otro personaje, correspondiente a una creación cultural, que igualmente cobra importancia en el momento de las peticiones es el Divino Niño, que ha triunfado y desbancado a la Virgen del Carmen y al Sagrado Corazón dentro del imaginario religioso popular.


Finalmente, se nos enseñan otros simbolismos reconocidos dentro de la necrópolis. Entre ellos, el monumento a la piedad, donde las personas que ingresan dejan flores, preferiblemente rosas (ya que simbolizan abundancia) y mensajes grabados la base que soporta la escultura de Jesús en brazos de María. Se menciona también la importancia de los árboles dentro del cementerio debido, no sólo a su proveniencia como medio de apropiación del espacio, sino a su concepción como individuos que habitan los tres mundos reconocidos de las creencias católicas: el inframundo bajo la tierra con sus raíces, la superficie, habitada por los vivos, y el cielo gracias a su altura.


Referencias:

lunes, 9 de marzo de 2009

Conclusiones+Propuesta

Desde el comienzo de las visitas realizadas a diferentes estudios de tatuaje hemos adquirido cierta inclinación por la intervención de los espacios de trabajo. Con respecto a esto, diríamos que es pertinente que los tatuadores piensen en sus clientes por encima de ellos mismos a la hora de arreglar, decorar o disponer sus locales puesto que, finalmente serán los clientes quienes pagarán por el trabajo, luego son ellos los que deben sentirse a gusto y en armonía con el espacio. De lo contrario, una visión egocéntrica de los locales por parte de sus dueños podría no resultar agradable para personas que no compartan ideológicamente apectos como la música, los colores, las imágenes, entre otras que para los tatuadores pueden resultar perfectamente normales.

Ampliando un poco esta idea, buscaríamos evitar que la totalidad o la mayoría de las paredes estuviesen pintadas de colores oscuros, en la medida en que pueden generar inseguridad y temor al momento de tomar la decisión de tatuarse; por el contrario, se buscaría usar colores en tonos claros que produzcan el efecto contrario, es decir, tranquilidad. Así, el nivel de nervios y stress disminuiría y la labor resultaría más agradable.

Por otra parte, hemos notado que varios estudios disponen de muy poco espacio para realizar sus trabajos o están equipados con elementos que disminuyen la privacidad de los clientes como vidrios reemplazando paredes enteras o simplemente ningún elemento que la genere (como el caso de Store Tattoo y Fire Dranken respectivamente). En este sentido debería buscarse la manera de hacer estos espacios un poco más privados, de forma que los clientes no se sientan observados por otra gente como si estuviesen en exhibición y, por consiguiente, más nerviosos e inseguros durante los procedimientos.

En cuanto a las sillas de trabajo, varios de los lugares visitados (a pesar de que están certificados por normativas internacionales) cuentan con camillas para los clientes, pero los tatuadores son quienes reciben la carga ya que usan asientos o butacos incómodos para realizar su trabajo. Las consecuencias de esta carencia podría resultar en dolores lumbares o en adormecimiento en las extremidades inferiores debido a la mala circulación que puede producir más de 4 horas seguidas de posición sedente en un asiento inadecuado según las especificaciones antropométricas del usuario.

Otros problemas que se han hecho evidentes han sido la iluminación de los espacios de trabajo y la disposición aleatoria de los objetos exhibidos, los cuadros, adornos e implementos de trabajo. En cuanto al primero, es indispensable una fuente de luz eficiente para que el trabajo resulte lo mejor posible y, en cuento al segundo, es cierto que calificar esta aleatoriedad como tal o como desorden es un juicio de valor, ya que para los tatuadores tiene total sentido y son concientes de ello. Sin embargo, como se menciona al comienzo del artículo, los tatuadores deben mediar un poco entre sus gustos (finalmente es su espacio de trabajo) y los de los clientes (aunque parezca no importarles), así que entre más “organizado” y limpio se vea el espacio de trabajo, mayor confianza y seguridad sentirán los clientes con respecto a la calidad del procedimiento.

Finalmente, fue evidente que en lugares como Fire Dranken hay carencia de seriedad por la labor en lo que respecta a los niveles de higiene necesarios durante los procedimientos: esto fácilmente puede generar inseguridad en los clientes y hacerles dudar de la calidad del trabajo que se está realizando, con posibilidades de siquiera volver. Por esto, es necesario que se implementen medidas de limpieza, higiene y esterilización antes, durante y después de los procedimientos, haciéndolos evidentes frente a los clientes de forma que estén enterados en todo momentos de la calidad por la que están pagando.

+Recorrido: Entrevistas

Harold --> In Da Flesh

Harold Andrés es un tatuador de profesión de 26 años que trabaja en el estudio In Da Flesh, ubicado en la Carrera 7 con Calle 48. Lleva 9 años tatuando y afirma que su identidad como tatuador está relacionada con su apariencia física, descrita como extrema y notoria gracias a los tatuajes en sus brazos, manos y cuello. Cree que los tatuajes deberían otorgar a sus portadores cierto status cultural debido a todo el proceso físico y mental que implica su realización, así como rechaza los tatuajes que generan críticas destructivas hacia algún tipo de personas. En su opinión, las partes más expresivas del cuerpo en materia de tatuajes son las manos y la cara, ya que son lugares con muchas terminaciones nerviosas (por lo cual están estigmatizados como unos de los más dolorosos) y, por lo tanto, resultan poco comunes a la hora de elegir un lugar para tatuarse. Cuenta que la mayoría de los tatuadores que conoce han comenzado a tatuar desde los 15 años en adelante, realizando una transición de estilos que va del Old School al New School y de este al realismo por motivos de complejidad, siendo esta, junto con el talento, el nivel de dedicación y la experiencia las variables que determinan el nivel de calidad de un tatuador.



Carlos --> Tattoo World

Carlos Hincapié es joyero y tatuador de 30 años que trabaja en el estudio Tattoo World, ubicado sobre la Calle 19 con Carrera 4. Con tan sólo 2 años de experiencia en la labor no ve sentido en ser identificado como un tatuador en la medida en que, a pesar del liberalismo con que aparenta verse el tatuaje en la sociedad bogotana, la imagen de tatuador o de portador de tatuajes aun está muy estigmatizada por ideas de rechazo social. Como artista siente que se identifica por su pasión hacia los dragones y por el respeto que siente por las personas que toman la decisión de marcarse con tatuajes por el resto de sus vidas, así sea por fuerte convicción o por el simple hecho de lucir un accesorio más. Cree el cuerpo es una sola pieza, una única composición donde ninguna parte debe prevalecer sobre otra, así como que ser tatuador es un modo de vida donde se busca ser ermitaño por el gusto a permanecer oculto.


Jairo --> Tattoo World

Jairo Andrés Aguilar es estudiante de dibujo y pintura de 25 años que trabaja en el estudio Tattoo World. Con 2 años de experiencia, cree que los tatuadores deben llegar a un reconocimiento dentro de su medio, ya sea por su trabajo o por tatuajes que los identifican; personalmente cree que es reconocido como tatuador por pertenecer al gremio de tatuadores, por trabajar en un estudio, porque sus diseños, como los de los demás tatuadores, son únicos, y porque, a diferencia de los clientes o algunos tatuadores, especialmente los comerciales, entiende realmente la trascendencia de un tatuaje como obra de arte. Cree que la parte más expresiva del cuerpo para tatuarse es el cuello por su constante visibilidad y que, como tatuador, busca desarrollar los conceptos de trascendencia, espiritualidad, fuerza y poder, aunque siente rechazo por expresiones discriminatorias dentro del cuerpo.


Jorge --> Store Tattoo

Jorge Rendón es tecnólogo de electromecánica, técnico en contaduría y tatuador de 33 años que trabaja en el estudio Store Tattoo, ubicado sobre la Carrera 13 con Calle 53. Lleva 10 años tatuando y define el tatuaje como una expresión artística que la gente quiere llevar consigo a donde quiera que vaya. Cree que la percepción del tatuaje en Colombia ha cambiado positivamente durante los últimos años gracias a su popularización. A partir de su experiencia y de su percepción de este arte en el país, considera que aun no se ha desarrollado una identidad propia que si existe en países orientales.



Información General: Tipologías

A lo largo de la historia, se le han dado diferentes significados a los tatuajes, desde expresión personal, elemento de formación de identidad y diferenciación social hasta jerarquía, masoquismo y marcación a nivel discriminativo (criminales, judíos, esclavos, etc.), así como se han desarrollado diversas tendencias o estilos artísticos y máquinas para llevar a cabo la labor.

Tipologías de Tatuajes

Tribales (figuras inspiradas en tribus africanas e indígenas), Célticos (variante del tribal, con nudos y lazos, y/o piedras preciosas y animales), Japonés Irezumi (dibujos sencillos y coloridos, uso de figuras como peces, dragones, budas, samuráis, Geishas, etc.), Old School (uso de colores básicos, líneas sencillas, tonos planos y carencia de efectos de relieve), New School (similares a los graffiti por su variado uso de color y línea gruesa), Sombras y Difuminaciones (diseños de gran escala y fantásticos), Fine Line (imágenes detalladas y finas con líneas muy depuradas), Aguadas en Negro y Gris (imágenes aparentemente distorsionadas por humedad de alta complejidad en negro y tonos de gris), Retratos (imágenes realistas con sombras y relieves de rostros de personas, generalmente en blanco y negro, que buscan asemejarse a las imágenes fotográficas) y Bios (pueden ser bio-mecánicos, bio-genéticos, entre otros; uso de imágenes de ciencia ficción como componentes mecánicos bajo piel desgarrada).


Por otra parte, existen diferentes tipos de tatuajes no permanentes. Entre estos se encuentran los Mehndi (más conocidos como tatuajes de Henna, donde esta penetra sólo las células muertas de la epidermis), los Calcos (consisten en tatuajes en calcomanías que se adhieren a la piel a través del remojo en agua, que pueden durar algunos días o ser removidos en su totalidad con alcohol), los Solares (consisten en el uso de plantillas ubicadas en la piel mientras se toma el sol, dejando así las figuras más claras al oscurecerse el resto de la piel) y los de Tinta (máquina de juguete que simula una máquina de tatuar que pinta sobre plantillas tipo graffiti para marcar sobre la piel).


Tipologías de Máquinas

Maorí (consisten en un martillo con grabados al que se amarra una uña o un hueso de animal afilado, que se usa moviendo la cabeza del martillo de arriba abajo perforando la piel), Irezumi (similar a un pincel de brocha que en vez de cerdas usa diminutas agujas que introducen la tinta en la piel), Máquina de Edison (herramienta fabricada por Thomas Edison para practicar Xilografía), Máquina O’Railly (máquina más común actualmente, que funciona por medio de espirales electromagnéticos que generan golpes a muy altas velocidades de una placa metálica sobre la aguja, haciéndola introducir la tinta en la piel), Máquina Casera (fabricada a partir de un bolígrafo, un motor de 8 voltios, un alambre doblado, un cable bipolar y una conexión), Mehndi (elemento cónico sobre el que se ejerce presión para liberar la tinta), y Máquina Dermográfica (similar a un bolígrafo, consta de un mecanismo más simple que el de una máquina normal y es usado para realizar trabajos de maquillaje permanente).


domingo, 8 de marzo de 2009

Plaza Bolívar VS Parque 93

Plaza de Bolívar:
  1. Popular (acceso más público).
  2. Rodeada por poder político y religioso.
  3. Punto histórico por excelencia del país.
  4. Es reconocido por las actividades que se realizan en la plaza en sí, como alimentar palomas o presenciar eventos públicos, mas no por actividades que se pueden realizar en los lugares aledaños.
  5. No insinúa algún código de vestimenta o comportamiento que deban seguir las personas que la transitan.
  6. El paisaje (dentro de la línea de visibilidad) es mucho más amplio debido a la extensión de su terreno y al hecho de no poseer elementos dentro de ella que interfieran con la visión, como árboles.
  7. Se perciben sonidos más unificados que corresponden a personas que conversan, anuncian productos o buscan llamar la atención de un público, o a las palomas. El ruido producido por vehículos automotores es mínimo debido a que la plaza es atravesada por muy pocos.
  8. La mayoría de los eventos que presencia se llevan a cabo durante el día.
  9. Dentro de la plaza se evidencia un alto nivel de comercio informal (vendedores ambulantes, vendedores de maíz para las palomas, etc.).

Parque 93:
  1. Un poco más privado.
  2. Rodeado por poder económico.
  3. Es reconocido por las actividades que se realizan en los lugares aledaños más que por las actividades que se realizan en el parque en sí.
  4. Insinúa un código de vestimenta y comportamiento que deben seguir quienes lo transitan para no verse o sentirse fuera de lugar.
  5. El paisaje está un poco limitado por las edificaciones aledañas, la extensión del parque y los árboles dentro del mismo.
  6. Hay diversidad de sonidos, ya que el parque y los locales aledaños (donde cada uno busca imponer un ambiente particular) están separados por calles medianamente transitadas por vehículos particulares.
  7. Los lugares aledaños, al igual que el parque en sí, atraen al público durante casi todo el día, a excepción de altas horas de la madrugada.
  8. El nivel de comercio informal es mínimo dentro del parque.

Semejanzas:
  1. Ambos lugares generan sensación de vigilancia y seguridad ya que, por una parte, la plaza está rodeada por edificaciones correspondientes a instituciones políticas con agentes de policía por las calles y, por otra, el parque no sólo está lleno de policías también, sino que la mirada o la sola presencia de las personas dentro de los locales puede resultar para quien transita por fuera en una sensación de escrutinio constante.
  2. Ambos se prestan para actividades lúdicas, encuentros o actividades para personas de diferentes edades.

Entrevista: Chucho+César

Personas Entrevistadas: Chucho y César Céspedes
Edades: 24 y 27 años respectivamente
Lugar de Trabajo: Fire Dranken, Centro Comercial Minicentro, Local 204


El local de César, ubicado en el segundo piso de un pequeño centro comercial sobre la Carrera 13 a la altura de la calle 60, consistía en un pequeño cubículo de aproximadamente 2x1 metros, con espacio suficiente para dos butacas donde se ubican en uno César o Chucho para tatuar o perforar y en el otro el cliente. La primera impresión de la visita fue de descuido, especialmente porque tras llegar, Chucho se dispuso a lavar varias joyas para perforación en una bandejita metálica de mal aspecto con jabón desinfectante que luego llevó a un baño para terminar de lavar (seguramente con agua de llave, pues no llevó consigo algún frasco de agua destilada, que hubiera resultado más higiénico).

Durante su ausencia, aprovechamos para romper un poco el hielo con César, quien en principio se encontraba un tanto serio y respondía a las preguntas de manera muy concreta. Nos alcanzó unas revistas donde había publicaciones sobre todo tipo de modificaciones corporales, desde tatuajes y piercings hasta implantes y branding.

Aprovechando las revistas en nuestras manos, comenzamos a analizar el local que en aquel momento César organizaba. En frente estaba ubicada una vitrina con vidrios que separaba el pasillo del centro comercial del interior del local, donde tenían exhibidos anillos, encendedores, cuchillos y algunas joyas para perforaciones dispuestas en estructuras de lámina de acrílico transparente. En el fondo, había repisas con espejos donde César ubicaba sus revistas de tatuajes, sus diplomas y sus implementos de trabajo en pequeñas gavetas. A los lados tenían dispuestos collares de diferentes colores y materiales y otras joyas más, estas disponibles al tacto en pequeñas repisas de acrílico, a diferencia de las exhibidas en la vitrina frontal (encerradas).


Mientras tanto, César nos contaba cómo había sido su trayecto como tatuador, comenzando con un buen aprendizaje en España y Argentina, continuando con muy malas experiencias con aquellos a quienes había decidido apadrinar y enseñar (que, siguiendo su testimonio, había olvidado sus raíces y habían resultado ser ingratos en el momento en que confesaban ser autodidactas y no aprendices suyos), a excepción del famoso tatuador de Miami Ink, Chris Nuñez, y finalizando con su reciente establecimiento (de tan sólo 15 días) en aquel local, tras decidir mudarse a Colombia junto con su esposa para que su hijo naciese aquí, así como sus constantes conflictos con la Asociación Nacional de Tatuadores por motivos normativos y de carencias en cuanto a técnicas y muestras durante las convenciones realizadas por esta organización.

Algo que tal vez resultó muy evidente en ambos individuos fue cierto nivel de descuido, no sólo por su trabajo sino también por su cuidado personal. Por una parte, César llevó a cabo un procedimiento de re-apertura de una perforación en el labio de una joven sin usar guantes, sin haber desinfectado la joya o sin siquiera haberse lavado las manos previamente, a sabiendas que había estado manipulando toda clase de objetos dentro del local, desde anillos, collares, navajas y el dinero con que le había pagado una argolla que decidí adquirir para mi perforación en la nariz hasta una caja de vino Moscatel que extrajo de la parte superior del local, ya empezada y que terminó de beber frente a nosotros. De igual manera, al enseñarnos sus implementos de trabajo (con bastante orgullo), vimos cómo almacenaba las tintas en frasquitos plásticos con tinta seca regada por fuera de los mismos y de la cajita donde se encontraban guardados. Por otra parte, Chucho hizo muestra de dos tatuajes nuevos que César le había hecho sin costo alguno, por algún negocio entre ambos, que lucían descuidados (ya que tenían costras fragmentadas y Chucho confesó haber tomado y fumado durante el periodo de sanación) y poco acordes a la supuesta experiencia de este último; a pesar del dolor que le causaba esta mala sanación, Chucho se defendía bajo el argumento de que “el dolor está en la mente”.

Finalmente, habiendo ya ojeado varias revistas, preguntamos por trabajos suyos a César para conocer algo de lo que tanto nos había comentado acerca de su excelente trabajo con sombras (que eran su especialidad). La respuesta que obtuvimos fue que no tenía nada para enseñar físicamente por los altos costos de las impresiones a color que implicaba esta evidencia física, permitiéndonos concluir que, en el caso de este local, podría trabajarse mucho desde la parte de imagen y la higiene que reflejan no sólo el local, sino los trabajadores dentro de él.

Entrevista: Camilo Márquez

Nombre Completo: Camilo Márquez Villegas
Edad: 18 años

Lugar de Nacimiento: Bogotá

Ocupación: Estudiante Colegio Studium

Tiempo de Experiencia: 2-3 años


Camilo Márquez es un estudiante de 18 años del Colegio Studium en Bogotá. Fue punk durante varios años y hasta hace algunos meses, cuando decidió alejarse de este estilo de vida debido a que “el ambiente se estaba empezando a poner muy pesado”, en el sentido en que no comparte las ideas de violencia y racismo que se vive entre varias tribus urbanas de la ciudad. Sin embargo, las amistades y demás relaciones que hizo durante este tiempo le permitió conseguir bastantes de sus clientes, que van desde sus amigos punk hasta Rudeboys, Skinheads, Metaleros y gomelos. Vive con su familia en una casa del barrio Cedritos, donde tatúa desde hace más de dos años; ha transformado su cuarto en su estudio, dándole el nombre de Torture Tatoo Shop, debido a los diferentes dolores que se experimenta mientras se es tatuado, como el ardor, el dolor de una quemadura y el de una cortada. Camilo sabe que podría trabajar en un shop con otros tatuadores, pero no le agrada la idea de ser el todero que sólo observa, limpia y lava durante casi un año antes de empezar a tatuar clientes, y es por esto que afirma estar más en contacto con el tatuaje como arte que con otros tatuadores, aunque conozca a algunos. De igual manera, no comparte la idea de tener que cobrar lo que cobran en varios estudios por tatuajes insignificantes (que no valen lo que la gente paga por ellos): confiesa que un gran porcentaje de lo que se cobra por un tatuaje corresponde al trabajo del artista y no a los insumos para el mismo.
Añadir imagen Camilo comenzó a tatuar a los 16 años como respuesta al gusto que sentía por el arte, el dibujo y la caricatura. Comenzó con un manual que explicaba cómo hacer una maquina para tatuar casera, compuesta por un motor de juguete, un tubo de tinta de bolígrafo BIC y una aguja para tatuar. Posteriormente le compró una máquina vieja a un amigo suyo en 70 mil pesos y con ella comenzó a tatuar a sus amigos, a quienes decía que ya contaba con bastante experiencia para que le dejaran tatuarlos. Aun así comenzó a practicar de otras maneras. Una de ellas consiste en tatuar piel de cerdo (que se usa para hacer chicharrón) fresca (que se asemeja bastante a tatuar sobre piel humana) usando tinta china, pura para los contornos y diluida para las sombras, ya que las tintas profesionales son mucho más costosas; o sino, está siempre la posibilidad de tatuarse a sí mismo, lo cual Camilo ha hecho en un par de ocasiones y cree no debería hacerse en la medida en que “siempre quedará mejor si te lo hace alguien más, ya que es difícil concentrarse en que quede bien hecho mientras se siente el dolor de la aguja”. Para trabajos sobre clientes, por otro lado, usa tintas profesionales, agujas y boquillas plásticas esterilizadas (ya que no cuenta con un equipo para esterilizar las partes de sus máquinas) que adquiere de distribuidores especializados en el tema, como los estudios Viuda Negra y Big Brother. Para diluir las tintas, usa agua destilada o agua de rosas que adquiere en droguerías; para pasar los diseños a las plantillas usa papel hectográfico que utiliza cuantas veces le es posible (una misma hoja) debido su alto precio y, para que estos queden impresos en la piel, usa jabón quirúrgico (que también usa en la limpieza de las zonas que tatúa) o desodorante con alto contenido de alcohol. Como no cuenta con una silla o una camilla especial para tatuar, lo hace con una silla de su casa que forra en Vinipel, con el fin de aislar completamente cualquier agente infeccioso que pueda encontrarse en la superficie del mobiliario. A pesar de todos estos cuidados, me atrevería a decir que es posible que la imagen de un cuarto oscuro y desordenado no inspire mucha confianza a varios posibles clientes.


En cuanto a su visión, piensa que la magia del tatuaje radica en la permanencia de la obra sobre un lienzo vivo, a diferencia del arte clásico (pintura sobre lienzo colgado en las paredes de un museo), así como en la convicción que trae consigo la decisión de tatuarse, ya que es un cambio que estará de por vida en el cuerpo. Aun así, muchos de sus clientes se tatúan sin razón alguna, “porque sí”, “porque les pareció chévere un tatuaje que vieron en…”, con lo cual Camilo está en desacuerdo, ya que parecen tomárselo muy a la ligera, luego hay mayores posibilidades de arrepentimiento (remontándose a experiencias donde sus clientes desean tatuarse cosas ya existentes y que podrían no tener sentido en algunos años, como “la estrella de Metallica”, “la bruja de Mago de Oz”, entre otras). La mayoría de sus clientes acude a él por recomendación de otros para realizarse su primer tatuaje. Cuenta también que muchos de ellos son menores de edad que no pueden o no desean tatuarse en estudios ya que requieren del permiso y compañía de sus padres para hacerlo o no están dispuestos a pagar lo que estos lugares cobran por sus trabajos respectivamente. En lo que respecta a sus diseños, siente preferencia por dibujos caricaturescos que no mucha gente desea tatuarse por el hecho se no sentirse identificados con ellos en un par de años. Por esta razón, y por el hecho de que varios de sus clientes pertenecen a diversas tribus urbanas, Camilo tatúa diseños un poco tradicionales, que van desde letras chinas y tribales hasta cascos troyanos para Rudeboys, telarañas y botas Martins para Skinheads, calaveras, punks con crestas y símbolos de Anarquía para Punks, pentagramas para metaleros y “cualquier cosa que se vea bien cuando esté en vestido de baño”, como peces Koi, para gomelos. En lo que respecta al dolor, Camilo afirma estar de acuerdo con varios de sus clientes en lo que respecta a los tatuajes sobre piel cercana al hueso: es tan doloroso que a veces es preferible modificar el diseño de forma que no pase por lugares como estos. Asimismo, cree que el dolor es una de las características que hace al tatuaje tan valioso en la medida en que no basta con pagar por el trabajo, sino que es necesario soportar el dolor durante su realización. Esto podría resultar contradictorio si se piensa que todo aquel que decide hacerse un tatuaje paga por tener un tatuaje completo; sin embargo, Camilo ha tenido clientes que han decidido pagarle por un tatuaje incompleto a causa de la imposibilidad de soportar el dolor, y son decisiones que no comparte, ya que “finalmente, es por un momento no más que hay que aguantárselo; ya después no duele”.

Otros tipos de dolor, por ejemplo, se evidencian durante el proceso en el tatuador. Por una parte, cuenta Camilo, está el dolor en la mano y en la muñeca que produce el agarre de la máquina, su peso y su vibración constante después del tercer o cuarto tatuaje consecutivo. Por otro lado, está el calentamiento de las bobinas de las máquinas que impide el contacto con el metal que las separa de la mano; aunque este contacto no produce quemaduras graves, resulta incómodo para el tatuador que se ve obligado a tomar las máquinas en posiciones difíciles (desde mi punto de vista cuando traté de tomarlas correctamente).